Soledad
Esto es algo que escribi el 25 de Febrero de 2000. Solo espero que os guste.
Levanto la vista y tan solo veo los susurros de aquellos que se esconden para conspirar... Veo sus muros grises y tétricos que encierran las vidas de quienes no siguen sus normas. El ambiente está cargado de palabras que serán olvidadas y de cimientos rotos que nunca sustentarán de nuevo castillos de plata...
La esperanza yace maltrecha bajo un yugo de venganzas infundadas que son lloradas por aquellos que las proclaman... El cielo se vuelve oscuro y las nubes ocultan las estrellas bajo su manto de eterna desilusión, bajo el cual escribo unas palabras poco meditadas que probablemente no me lleven a ningún lugar...
Hubo un tiempo de noches estrelladas, espejos embusteros y días de arco iris, pero todo eso se esconde tras la penumbra de un recuerdo que nunca aconteció... Hoy en un día de hiriente libertad, veo las cosas a través de un cristal opaco.
Pasa el tiempo y las sombras de aquellos que olvidé me persiguen y sin embargo no me importa... Estoy acostumbrado a vivir entre reflejos difuminados de oscuras intenciones. Nadie puede entrar y nadie puede desentrañar mis miradas esquivas y nerviosas, puesto que nadie ha visto mis ojos.
La realidad me cobra un alto precio por entrar en ella y la imaginación, esa zorra codiciosa y cruel, me invita a dar un paseo en un viaje que no volveré a realizar...
Veo la oscuridad que me envuelve entre mentiras acreditadas y trozos de humildad perdida... De nuevo oigo susurros de conspiradores perversos y de cristales rotos que cortan los restos de mi perdida humanidad... Un reflejo verde aúlla por su gran perdida como un perro sin amo...
Las cadenas envuelven mi cadáver y me atraen hacia una luz negra y dolorosa que me arrastra hasta los límites de la locura...
Pronto llegará el fin y, hasta entonces, estaré esperando entre tinieblas... En un frió ardiente que derrite todo aquello que no toca.
Las llamas heladas de mis lágrimas inundan el cauce de mi río vital cayendo en el paraíso de la untocompasion en el cual fluyen recuerdos de promesas infundadas, aprecios intangibles y heridas de placer y sensiblería...
Ahora que todo ha terminado tan solo puedo decir que he entrado en un círculo del cual nunca saldré...
Levanto la vista y tan solo veo los susurros de aquellos que se esconden para conspirar... Veo sus muros grises y tétricos que encierran las vidas de quienes no siguen sus normas. El ambiente está cargado de palabras que serán olvidadas y de cimientos rotos que nunca sustentarán de nuevo castillos de plata...
La esperanza yace maltrecha bajo un yugo de venganzas infundadas que son lloradas por aquellos que las proclaman... El cielo se vuelve oscuro y las nubes ocultan las estrellas bajo su manto de eterna desilusión, bajo el cual escribo unas palabras poco meditadas que probablemente no me lleven a ningún lugar...
Hubo un tiempo de noches estrelladas, espejos embusteros y días de arco iris, pero todo eso se esconde tras la penumbra de un recuerdo que nunca aconteció... Hoy en un día de hiriente libertad, veo las cosas a través de un cristal opaco.
Pasa el tiempo y las sombras de aquellos que olvidé me persiguen y sin embargo no me importa... Estoy acostumbrado a vivir entre reflejos difuminados de oscuras intenciones. Nadie puede entrar y nadie puede desentrañar mis miradas esquivas y nerviosas, puesto que nadie ha visto mis ojos.
La realidad me cobra un alto precio por entrar en ella y la imaginación, esa zorra codiciosa y cruel, me invita a dar un paseo en un viaje que no volveré a realizar...
Veo la oscuridad que me envuelve entre mentiras acreditadas y trozos de humildad perdida... De nuevo oigo susurros de conspiradores perversos y de cristales rotos que cortan los restos de mi perdida humanidad... Un reflejo verde aúlla por su gran perdida como un perro sin amo...
Las cadenas envuelven mi cadáver y me atraen hacia una luz negra y dolorosa que me arrastra hasta los límites de la locura...
Pronto llegará el fin y, hasta entonces, estaré esperando entre tinieblas... En un frió ardiente que derrite todo aquello que no toca.
Las llamas heladas de mis lágrimas inundan el cauce de mi río vital cayendo en el paraíso de la untocompasion en el cual fluyen recuerdos de promesas infundadas, aprecios intangibles y heridas de placer y sensiblería...
Ahora que todo ha terminado tan solo puedo decir que he entrado en un círculo del cual nunca saldré...
3 comentarios
Mayte -
Eva -
P.D.Al final conseguí ordenador en el despacho de Ana, mi vecina, q está de becaria en la UAM.Un beso.
silvia -
:)